El día del Señor

La liberalización del horario comercial parece ser ya una realidad siendo Madrid la comunidad que inicia tal acontecimiento y que muy pronto se espera que sea generalizado en el resto de España. Los comerciantes van a tener absoluta libertad de horario y podrán tener sus negocios abiertos los siete días de la semana.  Ante esta nueva situación la opinión pública la aplaude o, por el contrario, destaca sus connotaciones adversas. De lo que no cabe la menor duda es que se trata de incentivar el comercio a los turistas, así como dar más opciones de compra a todos incidiendo en aquellos que, por sus horarios laborales, disponen de escaso tiempo para realizar sus compras. Se dice que para gustos los colores y, debo decir, que no me he parado a pensar si tal decisión es o no buena. Sí me gustaría detenerme en la apertura de los comercios en domingo. ¿Es para usted el domingo un día especial? Posiblemente me dirá que sí pues no trabaja y lo dedica a la familia y al ocio. Me han sorprendido unas declaraciones del Presidente de la Conferencia Episcopal y Arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela. Esta máxima autoridad del catolicismo español afirma que la liberación de horarios y días en los comercios podrá tener repercusiones negativas en la vida familiar de los trabajadores y en su descanso. “Hay que facilitar la vida familiar”, dice el Arzobispo. Imagino que los empresarios harán sus cuadros horarios de manera que no se trabaje más de lo establecido y se tenga su pertinente descanso. Pero ¿qué pasa con la apertura del comercio los domingos? Opino como con los matrimonios entre homosexuales en el sentido de que el siguiente paso sería legalizar la poligamia, en este caso que también abran oficinas y bancos los domingos,  ¿por qué no?. Me sorprende, si es que ya me puede sorprender algo del clero, que Rouco Varela no se pronuncie en contra de la apertura del comercio los domingos.

El domingo es el día del Señor para la cristiandad. El domingo no es el día que debamos emplear para levantarnos casi a la hora del almuerzo por la resaca de la noche del sábado, de irnos al campo o playa, según época, pasear con la familia o amigos y tomar unas cervezas. El domingo, insisto, es el día del Señor. Es el día en el que los cristianos, de manera especial, se reúnen para rendir culto a quién únicamente se le debe rendir culto, a Dios. Día en el que las iglesias están llenas de creyentes orando, alabando, y escuchando la palabra de Dios. Muchas iglesias protestantes tienen doble culto el día del Señor, el domingo. Dios, en su soberanía, ha elegido ese día para sí y esto es una ordenanza para sus hijos, los cristianos. A Rouco Varela si le preocupa eso no lo expone, pero si alude a la vida familiar y al descanso. Ahora muchos cristianos no podrán ir a la iglesia porque tendrán que trabajar, y en estos tiempos que corren el finiquito amenaza. La iglesia católica no dice nada a ese respecto. Parece que le da igual que se trabaje en domingo, sólo le preocupa el descanso y la vida familiar de los trabajadores.

Uno de los atributos de Dios en el que menos pensamos es el ser celoso. Esto lo podemos ver en el apedreamiento de un hombre que recogía leña el día del Señor. “Yahvé dijo a Moisés: irremisiblemente muera aquel hombre; apedréelo toda la congregación fuera del campamento”. Números 15:35. Puede leer todo el relato en Números 15:32-36. Este pasaje me causa gran impacto por lo que le voy a preguntar,  ¿qué es para usted más grave, trabajar un domingo o cometer adulterio?. Ahí está lo que le pasa al leñador que nada tiene que ver con el perdón a la mujer que es pillada en adulterio y presentada a Jesús. Los judíos presentan a esa mujer no para que la castigue sino para tentarlo, pero Él sale airoso. La ley como con el leñador indicaba que había que lapidarla pero Jesús les dice que el que esté libre de pecado sea el primero en lanzar la piedra y como todos eran pecadores se fueron y la dejaron sola con Cristo, terminando el pasaje “No te condeno, vete y no peques más” Juan 8:1-11. Dios no hace justicia con el leñador y hace la vista gorda con la adúltera. Él hace justicia en ambos casos. El relato bíblico nos dice que el leñador fue apedreado pero no sabemos si Dios lo perdona, y que la adultera fue perdonada pero no sabemos si fue salva. Jesucristo era el único que podía perdonar a esa mujer porque no conoció el pecado pero lo más hermoso es que iba a llevar el pecado de ella a la cruz muriendo en su lugar. ¿Se da usted cuenta lo importante que es para Dios guardar su día? Tanto es así que es el cuarto mandamiento del decálogo  dado a Moisés. Éxodo 20:8-11. Vuelvo a preguntarme, ¿por qué la máxima autoridad de la iglesia católica en España no repara en ese detalle?

Si usted se considera cristiano celebre el domingo con hermanos en la fe dando culto a Dios y que no se da comprando ni tomando cañas o paseando por el parque, sino asistiendo a la iglesia como local y congregándose como parte del cuerpo de Cristo, cuya cabeza es Él y ambos formando la iglesia viviente. Cántele el domingo al Señor por ser su Dios y ríndale el culto y la honra que sólo Él merece. Salmo 47